Decir tan solo que ,desde aquí ,corroboramos todo lo dicho y damos por cierta la susodicha versión.
Gran última cena, gran segundo y tercer tiempo, grandes idas y venidas , y al final , cada uno en su casa, con macutos incluidos.
Aportamos documento fotográfico y recordamos que, este último mes, el Atletico Festivo se batirá el cobre los tres miércoles y los tres jueves que quedan.
Emotivo evento el celebrado la pasada semana. Aparecieron jugadores que hay quien sospechaba que no iban a volver, como Aurelio, y otros que se postulan como fichajes "estrella", caso de Josua, "el extracomunitario". Incluso alguna que otra pareja, lo que hizo temer a algunos que sus deseadas noches sin familia se vayan al garete.
Pero todos (y todas) sabemos que eso no es así. Que el Atlético Festivo es un equipo épico, donde no hay lugar para las carantoñas pero sí para las caricias. Sobre todo las que se regalan bajo los aros. Y que cada cual entienda por "aros" lo que le de la gana.
"Comunión en el Vladi", parecía rezar un cartel a eso de las 23:00, hora zulú. Varias mesas dispuestas rodeadas de sillas vaticinaban una reunión que ni el G-20, tú. La progresiva llegada de elementos, individuos, cervezas y caracoles, dio paso, tras anuncio oficial de nuestro anfitrión, que comenzaba el festín.
Entrantes:
- Tomatito aliñado.
- Gambas de Sanlúcar (se agotaron las del Mercadona, que si no...)
- Cerveza
Segundos:
- Revuelto de la casa
- Solomillo de buey
- Cerveza
Postres:
- El plato especial de la casa: Flamante Flamenquín
- Pacharán
Tras diversos discursos y "tomo la palabra", todos ellos emotivos y lacrimógenos, promesas de futuro y compromisos sellados con sangre, La Comitiva se desplazó a su segunda sede, el Doctor Bar. Dicen que vamos a este local porque es el último que está abierto en la calle Feria. Hay quién dice que porque nos da seguridad, tranquilidad en caso de emergencias sanitarias. Come ejemplo, el siguiente video. Y donde oigan "futbito", pongan "baloncesto".
Durante este estadío de la noche, Rafa "Pipi", Chico y Suso se ofrecieron para dejar las bolsas deportivas de todo el equipo en casa del primero... y ya no volvieron. Así que nos fuimos en su busca. Algunas llamadas telefónicas nos llevaron hasta el Corral de Esquivel, y para sorpresa colectiva, no estaban allí, si no en casa de Rafa, con cubatas variados y Chico guitarra en ristre. Y Mati dando su beneplácito a la orda de energúmenos que subía por sus escaleras. Tras varias melodías que sonaron más a los Niños Mutantes de San Ildefonso que a otra cosa, y no por el buen hacer Chico a la seis cuerdas, decidimos emigrar a otros lares.
La Caja Negra fue el destino. Allí, como viene siendo habitual, los recuerdos del cronista que suscribe se confundieron con otros, unas noches llevan a otras y lo mi mente me dice es que, tras varias cervezas, salimos de nuevo, en esta ocasión para el Canalla, otro clásico, eso sí, dejando atrás a Rafa Pipi que una vez que pisa Tierra Santa, ya no hay quién lo mueva.
Y ya en el nuevo destino, el cronista se escapó. Así que si alguno de los Últimos de Filipinas quiere continuar esta crónica, bienvenido sea, porque quedaron varias incógnitas en el aire. ¿Fue el Atlético Festivo a algún bar más? ¿Pudieron Chico, Suso, Pico y los demás, recoger sus cosas de casa de Rafa? ¿Dónde durmieron? ¿Durmieron?
Para que luego digan que las segundas partes no tienen chicha...
